La violencia en las aulas y fuera de ellas es una problemática que asalta las noticias y foros educativos con urgencia en la necesidad de aportar respuesta por parte de profesionales sin que se consiga de manera eficaz, hasta el momento, actuar de manera especialmente preventiva.La violencia hacia los adultos y entre iguales adquiere unas cotas de relevancia hasta ahora inimaginables cuando encontramos denuncias de casos que desbordan no sólo en la escuela a los propios profesores, sino también a las familias que sufren estas agresiones, bien porque su hijo es víctima o agresor.La violencia escolar, por tanto no es nueva, lo novedoso de la situación es la respuesta social por parte de nuestros menores, quienes se jactan de estas agresiones, las graban y exponen en Internet, reprimen a los adultos y no respetan la autoridad de un estamento escolar tradicionalmente respetado y que a día de hoy ha pasado a ser humillado lo que refuerza este tipo de actitudes.La adolescencia es el momento más crítico para esta problemática ya que un 75% de los alumnos ha presenciado actos violentos en la escuela en alguna ocasión y el 15% han sido víctimas .Esta violencia viene siendo ejercida fundamentalmente por chicos (proporción de 5 a 1 sobre las chicas) y suele darse, lógicamente en espacios poco supervisados por los adultos (recreos, salida del horario escolar, aseos...).
Definición y tipos de violencia
El rechazo de un compañero, el maltrato o la pelea puntual no es acoso escolar, el problema surge cuando se convierte en un juego continuo y perverso de maltrato sostenido a lo largo del tiempo.Esta violencia ejercida sobre un menor puede ser física y/o emocional y lleva a una situación de desgaste personal que en algunos casos terminó en suicidio.Pero no sólo hablamos de violencia entre compañeros, también de un problema con la autoridad y esta violencia escolar se traslada en no pocas ocasiones al profesorado.
La víctima puede ser cualquiera, pero el perfil del acosado, por lo general, suele ser una chica que se autocalifica como solitaria, con pocos amigos; además, suelen mostrar falta de habilidades sociales, rasgos físicos o culturales diferentes, discapacidad, etc. La falta de respeto al adulto, la ausencia de normas sociales. Hoy día nadie se atreve a llamar la atención a un menor en la calle. Existe un miedo a que el menor nos responda o le siente mal la reprimenda. Hay una ausencia de autoridad y una importante falta de respeto al adulto. Esto en la escuela se agrava cuando el adulto desde el primer momento debe imponer unas normas en la clase.
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